miércoles, 15 de agosto de 2018

LA BURBUJA DEL CAMPILLO








Allá por el lejano 2.007, en España reventó la que se denominaba "burbuja del ladrillo", arrastrando al país a una crisis económica que ha llegado hasta la época actual. A mucha menor escala, y por supuesto, con una incidencia casi nula en la economía, los coleccionistas de miniaturas a escala vivimos otra burbuja de especulación que roza el ridículo. Vamos a llamarla "la burbuja del campillo".
Antes de nada, decir que cada uno es libre de hacer lo que quiera con su dinero y con sus posesiones, y que este artículo solamente expone una opinión personal.
Volviendo a lo que nos ocupa, se avecinan curvas. Con la nueva colección de Pegaso que está a punto de lanzar al mercado la editorial Salvat, a muchos "coleccionistas" se les ha puesto cara de señor Burns. La Grúa Ekus, el Bocanegra de Campsa, el Comet militar o el ansiado Troner son solo algunas de sus víctimas. Ya lo vivimos con algunos modelos de la colección "Camiones articulados" de Altaya, en especial con el vehículo que da nombre a este artículo: el famoso Pegaso 123T, el dichoso Pegaso "Campillo" (que por cierto también estará en la colección de Pegaso).
Desde que se lanzó al mercado, su precio original de 25€ no ha hecho más que crecer y crecer. 50€, 75€, 110€, 220€... Todo ello por la demanda salvaje de este modelo, la escasa oferta, la avaricia de algunos, y la gula de otros. También lo hemos visto con otros modelos, como este mismo Pegaso con los colores de "la Pirenaica". Es curioso presenciar algunos anuncios de venta, en los que se alega que se venden varias unidades "porque sobran", pero eso sí, a precio de fabricantes de calidad muy superior. En serio ¿alguien se cree que una persona se compra 4 o 5 unidades de una misma miniatura y luego, de repente, le sobran? Sinceridad, por favor...
La principal consecuencia es la de que estas personas dejan sin existencias a las editoriales o a los fabricantes, imposibilitando a los demás comprar una unidad de un determinado modelo a un precio asequible, viéndose casi obligados a recurrir a los primeros. Casi podemos hablar de usura, sinceramente, y es una conducta más que reprochable moralmente.
No obstante, es excusable que en ciertas ocasiones el precio sea un poco superior al de venta. Es evidente que la búsqueda de los modelos, el importarlos de otro país (en caso de que no lo haya en el nuestro), el desplazamiento ante la agencia de turno, o simplemente estar suscrito a una determinada colección, supone un esfuerzo económico y de tiempo que el comprador no asume. Sin embargo, en este último caso es difícil definir qué precio sería justo o no, por lo que eso queda a la voluntad y la moral de cada uno.

Pero no toda la culpa la tienen los especuladores, en absoluto. Recurriendo de nuevo a nuestros amigos amarillos, los Simpson, si a un lado está el señor Burns es porque al otro se encuentra el principal culpable de la especulación, el señor Hans Topo; el comprador, que llevado por el "ansia viva", se lanza a comprar a precio de oro un objeto del que tuvo noticia hace dos días, y que parece que ya no puede vivir sin él. Suena casi ridículo, pero no, es consumismo puro. 
La cuestión puede solucionarse con una pregunta muy simple ¿ustedes se imaginan que en una tienda un determinado producto esté a un precio "x" y que en caja les cobren 10 veces más? Creo que todos devolveríamos el producto...
Por ello, es preferible quedarse en un momento dado sin esa miniatura que estar pagando burradas. Ya bajarán los precios, ya habrá más unidades, o ya aparecerá un vendedor legal, es cuestión de tiempo. Y si se trata de un coleccionista novato, recomendamos mirar "muy mucho" el mercado antes de pagar la novatada.
En definitiva, y como decíamos al principio de este artículo, cada uno es muy libre de hacer con su dinero y sus posesiones lo que desee, pero mientras unos sigan dejándose timar, conscientemente o no, seguirá habiendo Hans Topo y, en consecuencia, seguirá habiendo Señores Burns, engordando esta burbuja que cada día es más grande. Y eso es muy triste en un afición como esta.

9 comentarios:

  1. Y podríamos hablar de más miniaturas con las que se especula: el camión Ebro de Policía Armada, la furgoneta Mercedes de UIP... yo no soy conspiranoico, pero estoy con que las propias editoriales sacan poca producción o se queda la mayoría gente afín a ella, porque hay colecciones que ni siquiera han llegado a los kioskos de determinadas zonas.

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  2. Hoy voy mal de tiempo, pero también sé otra forma de como no hay suficientes modelos determinados en el mercado y afloran a precios astronómicos.Lo he comentado en algún otro foro y en grupos de Facebook, por lo que llegué a ver en alguna ocasión.En cuanto pueda, lo explico mejor.

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    1. ¡Esperamos esa explicación! ;)

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    2. Pongo lo que ya publiqué en el foro Infinities hace poco.El material llega de IXO, sea China o Bangladesh.Los fascículos se imprimen aquí en España.Todo eso se lleva a unas empresas que se encargan de empaquetarlo, juntando la pieza de colección y el fascículo en el retractilado. Hace unos 10 años estuve con mi mujer haciendo unas gestiones y visitamos varias empresas del cinturón industrial de Barcelona. En un par de ellas vimos el proceso descrito de empaquetado y al subir a los despachos, allí había material expuesto a modo de su colección particular, pero después una montaña de modelos más codiciados para después colgarlos por internet o venderlos a algún amigo comprador que se encargaba de ello y les daba su comisión. Por parte de la editorial tenían una porcentaje que se daba por perdido en concepto de roturas del viaje, defectos de fabricación u otras cosas. Ahí está el truco, pues “casualmente” muchas piezas eran para “desechar”. Sí que había alguna, pero no tantas.
      En teoría, esas piezas , iban a la basura en un gran contenedor que vimos, pero ahí solo habían restos de colecciones o material no valorable para su “reventa”, como platos, tazas y otras piezas de una colección de accesorios para bebés tipo Disney, y que realmente estaban rotas, abanicos de colección defectuosos y unas cuantas cosas más, además de fascículos mal impresos. Pero lo bueno, no estaba ahí. Todo esto, además de verlo, nos lo comento extraoficialmente un trabajador amigo nuestro.
      Encima me daba coraje ver, era la época de la colección de coches de Policia, el que hubiera tantos para mercadear y yo tuviera que pagar religiosamente como todo el mundo, pues estaba suscrito.
      Si una colección no funcionaba, o eran modelos poco solicitados, los vendían por internet a precios de risa, pero este intermediario le representaba igualmente un cien por cien de ganancias. Incluso alguna vez hubo una colección de Ediciones del Prado de coches clásicos u otra de coches de competición y también de modelos rusos, que se vendían en algunas tiendas multiprecio por solo 3,50 €.
      En otra empresa más de lo mismo, sus piezas estrella eran entre otras las figuras y naves de Star Trek.
      Me he extendido un poco y como he dicho, lo había explicado hace tiempo, pero imagina ahora con lo solicitados que están los Pegaso, de donde sale la mayoría para reventa. Tal vez algún afortunado pueda conseguir alguno extra recorriendo kioscos, pero un 90% de esta piezas proceden de los mismos intermediarios.Y la casa, sea Altaya, Salvat u otra, pasan del tema mientras cubran su cuota de ventas.

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  3. La culpa la tenemos nosotros por comprar a los especuladores a esos exorbitantes precios. Siempre al cabo de un tiempo para la fiebre y lo compramos aunque pagemos un poco mas que en su momento de salida al mercado. Dejar que ellos pidan, no les compremos si no es precios razonables.

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    1. Eso es. Si alguien compra a los "Burns" de turno, no solo se perjudica a sí mismo, sino a todos los demás compradores. En cuanto a lo de la fiebre por un modelo, a veces la gente es muy graciosa. Una semana no hay fábrica china que pueda responder a tanta demanda de un modelo y a la siguiente casi tienes que regalarlo...

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  4. Mucho me temo que en las empresas de manipulacion y empaquetado,desaparecen algunas piezas,y se lo que digo.

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  5. En Argentina, también de la mano de Salvat, tuvimos una colección de autos nacionales, que al principio tuvo mucha demanda, una demanda mucho mayor que la oferta.
    Esto dio lugar a muchos acumuladores que creían que podrían cambiar el auto a fin de año a base de revender autitos.
    Fueron días difíciles, hasta hubo asaltos a kioskos para robar los autitos (!?).
    Con el tiempo, Salvat puso la producción a la altura de la demanda, y la economía puso a los coleccionistas y revendedores en su sitio.
    Hoy son más los que venden su colección porque no pueden seguirla...

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